martes, 28 de julio de 2009

Distracciones

Paso efimero por Madrid, tanto que no me da tiempo ni a contestar a los emails que tengo pendiente. Pero sí para colgar dos vídeos vistos este año, y que ahora sirven como distracción veraniega.

Una de esas canastas que a uno le gusta ver y/o meter:



La excesiva emoción del mate puede generar consecuencias desagradables...



Pues eso, yo sigo rodando por la península. Ahora hacia el cantábrico.

viernes, 24 de julio de 2009

Adam Morrison Reload

Estoy en Villanueva de la Vera (Extremadura), que hoy comienza sus fiestas patronales. Para quién no lo conozca esta zona de Extremadura (La Vera) son las faldas de la sierra de Gredos, con un microclíma muy bueno, nada sofocante, y plagado de rios con pozas y gargantas donde bañarse.Una gozada.

Si algún lector del blog viene por aquí le recomiendo comer (o beber) en La Cerradilla, comida casera, a buen precio, excelente ambiente y vistas espectaculares en la terraza. Allí pueden preguntar por un servidor.

Dicho esto, aprovecho un momento de relax para meter un contenido en el blog, en medio de un montón de noticias veraniegas relacionadas con el basket que no tengo tiempo todavía para comentar: Patrocinadores que van y vienen, fichajes novedosos, presupuestos escasos... y reformas en general que traen muchas novedades para el próximo curso.

Me quedo, por ahora, con lo que leí hace unos días: el bueno de Adam Morrison vuelve a dar señales de vida.

Como escribí sobre él cuando fichó por los Lakers (aquí el enlace), aprovecho esta breve conexión para colgar un vídeo en el que Adam (ahora con el pelo corto pero con su característico stache) se luce en las liga de verano de la NBA, que este año se celebra en Las Vegas.



Os dejo también el enlace de Solobasket en el que anunica la buena nueva. Espero que el próximo año Morrison tenga la oportunidad de lucirse en el equipo de Kobe, Pau y Ron.

Hasta que vuelva a encontrar tiempo para escribir mando un saludo.

PD: Lo único malo de La Vera es que todavía no he encontrado una canasta, y conectarse a internet es super complicado...

sábado, 18 de julio de 2009

New York Knickerbockers 1970

New York, una ciudad que respiraba mayoritariamente al ritmo del béisbol de los Yankees, y que en aquellos años atravesaban un bache de juego, empezó a mirar fijamente lo que estaba ocurriendo en el Madison. Un grupo de jugadores estaban generando un baloncesto espectacular, en una época en que la ciudad se agitaba al ritmo de conflictos raciales y luchas sociales.

En 1970 los Knicks se jugaban el séptimo partido de la final de la NBA contra los Lakers. Había un problema, Willis Reed, uno de los pilares del juego neoyorquino, estaba cojo, su lesión era un lastre para un equipo sobre el que ejercía una influencia tremenda. Pero Reed entró renqueando a la cancha justo antes del inicio del partido ante el delirio de la grada, mientras los equipos calentaban. Marv Albert, el speaker del Madison, grito por el micro : "¡Aquí viene Willis! ¡El púlico está eufórico! Willis pasa por delante de la mesa de anotadores, toma una pelota. Los Lakers han dejado de lanzar, ¡ahora están observando a Willis!".



Reed anotó las dos primeras canastas del encuentro y luego se sentó por el resto del partido. El efecto estaba logrado. A pesar de su ausencia durante la mayor parte del encuentro, el acto de Reed motivó al equipo, y levantó al estadio, al final los Knikckerbockers ganaron el encuentro por 113-99.

En el '73 los Knicks volverían a ganar el campeonato,en una década en que el Madison fue lugar de peregrinación de una afición volcada con su equipo y con unos jugadores muy especiales. Desde entonces, los Knicks, no han logrado construir un equipo tan mítico como el de aquel 1970.

Los números de la formación inicial del 69-70 fueron retirados. Las camisetas de Frazier #10, Reed #19, DeBusschere #22, Bradley #24 y Dick Barnett #12 cuelgan de techo del Madison Square Garden.

New York espera volver a mirar al Madison, para recuperar la leyenda de Reed, y el orgullo de la city.

domingo, 12 de julio de 2009

Verano Azul

Acabo de llegar a Madrid, primera parada de varios desplazamientos por la península. Vengo del XII Campus “La Cima del Baloncesto”, que organiza el Club Estudiantes en Sierra Nevada, Granada.


La verdad es que ahora no estoy para contar muchas cosas, este Campus tiene bastante intensidad y necesito escribir con algo más de perspectiva y descanso. Sólo decir que ha sido una experiencia muy buena. Más de 250 niños y niñas practicando baloncesto durante una semana. Un montón de entrenadores y entrenadoras organizando las sesiones, gestionando diferentes equipos, planificando actividades, ejercicios y competiciones, además de realizando informes sobre cada uno de los asistentes. También sacando tiempo para charlas técnicas y debates. Y, en primer lugar, para que los chavales se diviertan practicando el deporte de la canasta.

Carlos Suárez visitando el Campus

Son muchas las reflexiones que surgen sobre un Campus como éste. Desde las cuestiones más relacionadas con la pedagogía, hasta las referidas al planteamiento de la enseñanza específica del baloncesto y su técnica. Espero que en unas semanas le podamos dedicar espacio en el blog para desarrollar algunas ideas y lanzar algún debate.

Hasta entonces yo sigo en movimiento.

Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho.

Paulo Freire

viernes, 3 de julio de 2009

Semana Negra y Criminal

Se acerca el verano y se multiplican los planes. Yo dejaré de escribir en el blog durante un tiempo, marcho fuera de Madrid a trabajar y no tendré casi acceso al ordenador. Eso sí intentaré pasarme por La Semana Negra de Gijón, un evento que empezó como un proyecto minoritario, y que hoy pasa a ser uno de los festivales literarios de referencia. Parada obligatoria para los amantes del género criminal y policíaco. A pocos días de su inicio, entrevisto a Paco Ignacio Taibo II (PIT II), novelista asturmexicano y auténtico cerebro de la Semana. Publico aquí una parte de la conversación. El resto, más extenso, con reflexiones sobre la situación latinoamericana, la literatura y la política se publicará en el número 108 de DIAGONAL, que saldrá a la calle el próximo 3 de septiembre.


SBB: ¿Cuáles son las características de la Semana de este año? Parece que recupera su esencia más canalla...
PITII: La novela negra te permite, y lo hemos usado desde la primera edición, fusionar temas que vinculan lo criminal con lo social. Ocurre que este año nos vamos a fijar más en el crimen de guante blanco, en explorar ese mundo. Pero la Semana es poliédrica, no tiene tema único, y hacer girar a 140 escritores y 200 mesas redondas entorno a varios temas. Los ejes de este año son en primer lugar ese que detectabas, en segundo una discusión de la historia desde el punto de vista de los historiadores y de los narradores, en la que estamos incorporando por primera vez historiadores, y como tercer gran tema la generación que ha surgido de escritores de ciencia ficción en España.

SBB: El año pasado, en los debates de la Semana, Vida y Destino de Vasili Grossman acaparó buena parte de las discusiones, y algún escritor lo incluyó como un formato de novela negra histórica...
PITII: De Grossman curiosamente en la Semana Negra ya hablamos hace ocho años. En el momento que salió Vida y Destino ya conocíamos su novela previa que es El pueblo inmortal (1943), de la que sólo hay una edición cubana de los años '60, y que es la que le dió el premio Stalin, que le protegería durante un tiempo de los desmanes del stalinismo. Pero de Grossman lo que más nos interesaba era como aproximación a la novela histórica, y también como aproximación a lo que llamamos el periodismo narrativo, otro subgénero que nos atrae particularmente...

SBB: Este año no pasará desapercibido el fenómeno Millenium y la obra de Stieg Larsson.
PITII: La Semana Negra tocó el despertar de la novela nórdica en ediciones previas, cuando redescubrimos en España a Per Wahlöö, que me parece el maestro, junto con Maj Sjöwall.
El bestseller es un fenómeno muy efímero, pero lo cierto es que todavía no he podido leer las novelas de Larsson, y no puedo opinar. Me llegó su novela hace cuatro meses, justo en el momento en que yo empezaba a preparar a fondo la Semana, y está esperando en mi librería que termine todo esto.


SBB: Antes hablabas de “gusto por el periodismo narrativo”, y hay grandes ejemplos como Kapuściński, Mailer, o Capote. Crees que todavía existe esa raza de periodismo, en el que el periodista se movía en la límite de lo legal e ilegal, y que has tratado en varias de tus novelas.
PITII: Cada vez que dices que no, aparece uno. Prefiero decir que no abundan, y te lo digo desde la perspectiva del lector, cuando los encuentro soy un hombre feliz. Este es uno de los temas con los que la Semana Negra tiene una deuda. Yo creo que todavía tenemos deudas temáticas potentes. Una de ellas es esta, y la segunda es una revisión de dos literaturas de género que no hemos sido capaces de encontrar la columna vertebral para revisarlas y traerlas a Gijón, que es la novela bélica y el western.

SBB: ¿Cuál es el límite de la Semana Negra?.
PITII: Yo digo que un buen festival no tiene límites, y si los tiene es que es un mal festival. Si hemos decidido que la Semana es el gran festival de literatura de género que hay en estos momentos en el planeta, pues entonces hay que jugar fuerte, y no pedir menos que eso.


SBB: Una última curiosidad. En varias de tus novelas, como Cuatro manos o La bicicleta de Leonardo, hay varias referencias o historias alrededor del baloncesto...
PITII: Surgió así. Pero mi verdadera obsesión no es el baloncesto, sino el ciclismo. Algún día lograré escribir un libro en el que mezcle las crónicas de mi padre sobre la época de oro del ciclismo español -Bahamontes, Jesús Loroño Arteaga, o Miguel Poblet- con la historia de un jóven periodista, que era mi padre, que se dedicó al ciclismo porque era el único oxigeno que tenía en la España franquista. Y era la única manera de ver mundo, de poder comprar libros de izquierda en Toulouse, de viajar a París...

PD: Gracias a Rodri por el contacto, y a Marisa por la gestión de la entrevista.

Doctor Deseo. Abrázame

Por motivos que no vienen al caso no estoy en el mejor de mis momentos. Nada grave, y soy un radical del positivismo así que sólo es cuestión de esperar tiempos mejores. Y estos pueden llegar en cuestión horas, minutos o segundos. Así que el cuerpo me pide una canción algo melancólica.

Desde hace mucho tiempo llevo escuchando la voz Francís Díez, el cantante de Dr. Deseo. Recuerdo que entre la maraña de música punk, hard core y 'rock radikal' que escuchaba en el insti, conocí a Dr. Deseo, y me quedé atrapado por La chica del batzoki. Coincidió con una etapa vital de descubrir muchas cosas, de abrir por primera vez los ojos a un mundo con muchos alicientes, era el momento en que empezaba mi autonomía en el sentido más amplio del término.



Y en ese primer tiempo también descubrí la ciudad de Bilbao: el Casco Viejo, el Pirata, el Gaztetxe de Banco de España (con su morro de coche Dodge y su estética corsaria). Dr. Deseo me transporta siempre al Bilbao que me fascinó, y que todavía hoy me sigue fascinando.

Abrazáme es una canción que surge como un relato. A mí me gusta mucho, en buena medida porque la voz de Francis es auténtica.

Y ya no quedan muchas cosas auténticas en este mundo.

miércoles, 1 de julio de 2009

Dinastía Deadheads

No ha pasado desapercibido para muchos aficionados al baloncesto. Luke Walton reciente ganador del anillo de campeón de la NBA con Los Angeles Lakers no es un jugador cualquiera. Luke, es hijo del mítico Bill Walton, conocido como The Big Red Head, por sus 2,11 metros de altura y el color rojizo de su pelo, uno de los jugadores cuya trayectoria personal y deportiva dio mucho que hablar en su momento. Luke es heredero de una peculiar dinastía.

Hijo y padre

Bill tuvo una impresionante carrera en su etapa de universitario, entre 1972 y 1974, jugó en la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), con la que ganaría los títulos del '72 y el '73, y donde él mismo sería elegido como mejor jugador ambas temporadas de la NCAA.

En esa época Walton apareció en la escena mediática estadounidense como un jugador larguirucho que exhibía una increible intensidad en la cancha, y una actitud antisistema fuera de ella. Mientras estaba en la universidad de UCLA fue arrestado durante una manifestación contra la guerra de Vietnam, criticó públicamente a Richard Nixon y al FBI, y se dice que tonteó con la idea de dejar el baloncesto para dedicarse a la vida espiritual. El joven Walton era vegetariano, usaba camisas de franela, cintas multicolores en la cabeza y llevaba su ropa deportiva en una bolsa de malla. Tras su detención Walton declaró: "Vuestra generación ha jodido el mundo. Mi generación está intentando arreglarlo(...). El dinero no significa nada para mí. No puede comprar la felicidad y lo único que quiero es ser feliz".


Bill Walton representaba una anomalía, en un deporte en que pocos jugadores blancos habían destacado de una manera tan comprometida, dentro y fuera de la cancha. En 1974 fue elegido por los Portland Trail Blazers en la primera posición del draft, era el principio de una carrera profesional que estaría lastrada por numerosas lesiones. Sin embargo, en la temporada 77-78 lograría el anillo de campeón, primero ganando a los Lakers de Kareem Abdul-Jabbar, en la final de conferencia oeste, y luego ganando en la final a los Sixers de Julius Erving, a los que remontaría un 2-0 en contra en el play off final. Jack Ramsay, entrenador entonces de Walton en Portland, declaró: “Bill Russell era un gran taponador. Wilt Chamberlain era un enorme jugador ofensivo. Pero Walton puede hacerlo todo”. Bill sería elegido MVP de aquellas finales.

Walton con la camiseta de los Blazers

A principios de los '80 el estado físico de Walton se resintió, pero tras varias operaciones se incorporó a San Diego Clippers, luego Los Angeles, para terminar, tras varias temporadas, en los Celtics de Boston en la temporada 85-86. Red Auerbach mandó a los Clippers a Cedric Maxwell, acompañado de una primera ronda de draft, para hacerse con los servicios del pelirrojo. Walton entraba en las rotaciones para dar descanso a los ya geniales Robert Parish y Kevin McHale.

Como Celtic, Walton vivió una nueva etapa dorada, dispuso de muchos minutos y en el '86 logró hacerse nuevamente con el anillo de campeón. Kevin McHale declararía "Observas a un tipo viejo, tan viejo como él, con el cuerpo completamente machacado por el deporte, actuando como un adolescente. Es gracioso y estimulante a la vez. Cada partido era un reto y no dejaba que ninguno de nosotros lo olvidáramos".

Bill Walton, con la camiseta de Boston, contra los Knicks

Bill Walton es un reconocido seguidor de Grateful Dead, banda estandarte del movimiento hippie y la vida en comunidad, pero también de grupos como Allman Brothers Band, Neil Young, o Bob Dylan. Ha asistido a lo largo de su vida a más de 650 conciertos de la banda que liderará el mítico Jerry García, e incluso en una gira por Egipto fue invitado a tocar la batería en uno de los conciertos.Un gusto por la buena música que parece que ha heredado su hijo Luke, que en los últimos play off logró unas estadisticas de 3,8 ptos, 2,5 rebotes, 2,1 asistencias en 15,8 minutos de media, siendo compañero de Gasol, y que luce en el brazo derecho un tatuaje, the dancing skeletons, tributo a la mítica banda californiana.



Bill Walton fue nombrado miembro del Hall of Fame en 1993, seleccionado como uno de los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA en 1997, y es comentarista de baloncesto para la televisión.

En el año 2001 fue incluido oficialmente en el Salón de Honor de los Grateful Dead.