lunes, 24 de diciembre de 2012

"El partido que cambió la historia"

En estos mundos que habitamos hay distintos tipos de periodistas. Antonio Gil (Madrid, 1981) pertenece a los que dedicados profesional y pasionalmente al baloncesto no dudan en convertirse en aliados cada vez que se comparte tiempo con él. Yo le conocí en persona por primera vez cuando preparaba mi libro El Ritmo de la Cancha haciendo entrevistas en Nueva York. Más tarde tuve la suerte de trabajar y convivir con él, en una experiencia sensacional, rodando un documental en Nueva Orleans sobre Greivis Vasquez.

Antonio Gil, entre otros asuntos, es corresponsal en NYC de la revista Gigantes del Basket, colabora en medios como basket4us.com y es analista de la NBA para CNN en español. Ahora ha publicado con Ediciones JC el libro El Partido que Cambió la Historia, un libro que trata de acercanos al streetball neoyorquino a través de lo ocurrido una noche de julio en una de las canchas de baloncesto más míticas de La Gran Manzana.


Pregunta: Describe cómo es el entorno urbano de la cancha de Dyckman.

Respuesta: Washington Heights es uno de los barrios más peculiares de Manhattan, colindando con la frontera del Bronx. Dyckman es un pequeño reducto de de la República Dominicana en New York, al estilo del poblado de Astérix en la Galia. Sus gentes, la música, los carteles, los comercios… Nada que se puede encontrar del mismo modo en ningún otro rincón de NYC.

P: Joe Pope dijo que Dyckman es “la alfombra roja del baloncesto”, ¿por qué?

R: Durante el verano de 2011 todo el mundo quería jugar allí y quien no jugaba quería estar en la grada. Los mejores jugadores NBA, NCAA, overseas y amateur se pasearon por Dyckman ante la atente mirada del famoseo más exagerado de toda la historia del torneo. Dyckman era el sitio donde estar aquel verano.

P: Alguna gente piensa que el streetball es una especie de baloncesto callejero en el que “vale todo”, cuéntanos (brevemente) cómo es la escena del streetball neoyorquino.

R: Es el baloncesto más exigente que jamás he visto, tanto en canchas de cemento como en pabellones profesionales. Si juegas en New York tiene que darlo todo o si no mejor quédate en casa porque nadie tendrá piedad de ti. El concepto pachanga, tan mal utilizado en España para definir partidos y torneos de streetball, no existe en NYC. El más amistoso de los partidos acaba convirtiéndose en una batalla por lograr la victoria.

P: ¿Hay un reglamento específico?

R: Dependiendo del torneo se juega con reglas NBA o NCAA. Estamos hablando de baloncesto normal y corriente, como el de cualquier liga del mundo, con la preciosa peculiaridad de que se juega al aire libre. Los torneos organizados cuentan con marcadores (normalmente electrónicos), árbitros, cronómetro… Un partido de baloncesto al aire libre, sin las tonterías que los medios quieren vender como streetball de vez en cuando.


P: ¿Qué papel juegan los entrenadores?

R: Exactamente el mismo que juega cualquier entrenador en cualquier equipo profesional. En los torneos de streetball además el entrenador hace las veces de general manager y consigue los jugadores que estarán a sus órdenes. Él hace los cambios, pide los tiempos muertos, dice quién manda en la cancha y ordena a los jugadores. Y a veces grita hasta la saciedad a los árbitros para intentar llevárselos a su terreno.

P: Algunos de los jugadores más reconocidos del streetball neoyorquino han pasado por la liga ACB o LEB sin excesivo éxito, ¿por qué ocurre esto?

R: No todo jugador de baloncesto está preparado para jugar de forma ‘organizada’ y sobre todo para hacerlo bajo el encorsetado ajedrezado de sistemas ofensivos y defensivos que convierten al baloncesto ACB/LEB/FIBA en general en pura matemática castrada de libertad de movimientos y creatividad en muchísimos casos. Si en Estados Unidos se nota la diferencia de jugar en high school a hacerlo en la NCAA y de ésta a la NBA, imagina saltar de las calles al baloncesto FIBA.

P: El lockout de la temporada pasada fue una buena oportunidad para ver a algunos de los mejores jugadores de la NBA en los torneos de verano de NYC. ¿Cómo repercutió su presencia en la escena del streetball?

R: El lockout fue una tremenda jodienda para el baloncesto NBA y al mismo tiempo una bendición para los torneos de streetball de New York, en los que los jugadores profesionales se dejaban ver noche sí y noche también, reaviviando una escena streetball un tanto apagada en los años anteriores.

P: Como periodista, ¿crees que el streetball está olvidado por los medios o que está en el lugar donde quiere estar?

R: No está olvidado porque casi nunca se le tuvo en cuenta… pero casi que mejor. Los medios tienden a prostituir al streetball y travestirlo a lo que ellos quieren vender como algo que parece que inventan los propios medios cuando le prestan un mínimo de atención. El streetball es algo que nació en las calles y pertenece a las calles. No necesita de nadie que venga a decirle si lo está haciendo bien o no. No necesita de repercusión mediática por siempre ha vivido del mejor medio de comunicación que existe: el boca-oreja.


P: ¿Qué pasó el 20 de julio de 2011 en Dyckman?

R: Que un partido de baloncesto entre los dos equipos favoritos para llevarse el torneo cambió la historia del streetball por completo. Nunca antes hubo nada parecido y nunca jamás lo habrá de nuevo. Por ‘hype’, repercusión, involucración, talento… Cualquier parecido con algo vivido anteriormente en un playground de NYC es sólo producto de la imaginación de quien quiere restar importancia al encuentro que puso nuevamente a Dyckman en el mapa y lo encumbró como el posiblemente mejor torneo de la historia en aquella edición.

P: ¿Por qué el libro y cuál ha sido el proceso de elaboración del mismo?

R: Porque era algo que tenía pendiente conmigo mismo y con el streetball de NYC después de muchos años seguidos empapándome de él, sus historias, sus personajes y convirtiéndolo en mi pasión con mayúsculas. Después de viajar cada verano durante muchos años a ver partidos, jugarlos y conocer gente, decidí que era el momento de darle una enésima vuelta de tuerca a un proyecto de libro sobre el streetball de New York en el que llevaba años trabajando y presentar al público español la auténtica maravilla que vive en las calles de la meca del baloncesto, en la que The World Most Famous Arena no es el Madison Square Garden sino la cancha en la que cada niño juega con un balón soñando que anota sobre la bocina una jugada que él mismo narra jugando en solitario.

PD: El próximo jueves 27 de diciembre, a partir de las 12:30h presentamos El Partido que Cambió la Historia en la tienda del Club Estudiantes, en la calle Serrano 127 de Madrid. ¡Nos vemos allí!

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Ganar era de Horteras

El patio del Ramiro de Maeztu era tan grande que cuando uno llegaba a la universidad no había excesivas sorpresas. Lo comenta Guillermo Ortíz en su libro Ganar es de Horteras, y es un recurso recurrente en alguna conversación de ex ramireños universitarios o ex universitarios ramireños. Como en todos los grandes espacios, la diversidad constituía la comunidad. Así uno podía preferir las palmeras de chocolate o los bocadillos de tortilla de Geni; los Pablos Martínez o los Nachos Azofra; las pachangas en el mini o las partidas de mus al sol bajo la sombra del laboratorio de Ciencias y el esqueleto de Garibaldi; las pellas hacia El Corte Inglés o hacia el CSIC; las clases del Figurín o las del Mortadelo; incluso, por increible que pueda parecer, uno podía ser seguidor del Real Madrid de fútbol. Se trataba en toda regla de un patio de vecinos, homogéneo en el seguimiento a un equipo de baloncesto -el Estudiantes- pero múltiple en cuanto a afinidades, amistades y gustos.

Ganar es de Horteras es una visión desde un ángulo del patio. El de un seguidor del Estudiantes, que además estudió cuatro años en el Ramiro. Lo dice varias veces el autor, habla de su percepción y de las de sus amigos. Lo que entonces era para él “todo el mundo”.

Guillermo Ortíz nos cuenta los años que trascurrieron entre el reinado de John Pinone y el descenso de la temporada pasada a los infiernos en Estudiantes. Años algunos más dorados que otros, pero donde se fraguó parte de la mística del club de 'patio de colegio'. En esa secuencia desfilan jugadores como Russell, Montes, Winslow, Herreros, Antúnez, Aísa, Vandiver, Brewer, Loncar, Carlos Jiménez... Lo hace aportando en paralelo los acontecimientos que sucedieron en la calle Serrano 127, muy especialmente alrededor de todo lo que gravitaba entorno a las plantillas que él y su familia veían desfilar cada partido desde la grada. Y lo hace con una visión fina y atenta al detalle. No sólo del Estu sino de los entornos más conocidos del baloncesto ACB de aquella época. Algo que el lector que conozca aquellos tiempos sabrá agradecer. En ese recorrido deportivo hay momentos especialmente brillantes, como cuando cuenta el derbi tras la muerte de Fernando Martín donde los recuerdos de ese día y la escritura de Ortíz logran que el lector, al menos en mi caso, se emocione.

Ocurre que el libro también nos narra los amores y desamores de Guillermo, así como parte de su intra historia familiar, en relación con el Estudiantes, pero no sólo. En ese otro libro sentimental que discurre en paralelo, uno tiene la sensación de moverse a medio camino entre Aquellos maravillosos años y Cuentamé como pasó. Un género literario que exige mucho feedback con el lector, algo que no es fácil si se ha habitado en la otra punta del patio. Así uno logra empatizar con algunos de los senderos más apegados a Aquellos maravillosos... y tiene ciertas dudas, especialmente con los entornos sociales y políticos que se cuentan, como ocurre en Cuentamé. Mucho más para quien, como yo, no tenga ni idea de lo que es un Match Day II. Esa parte del libro, con un orden de acontecimientos algo confuso, se percibe de forma más extraña y ajena. Pero es que el Ramiro era muy grande y diverso.


En el libro de Guillermo, exelente periodista por cierto, hay ausencias, o pasajes que se quedan excesivamente cortos si alguien busca la historia, especialmente fuera de la cancha, del Estudiantes. Pero el libro no trata de ser un memorandum detallado de lo ocurrido, si no de un relato muy personal de un tiempo vivido contado en primera persona. Aunque desde La Cruz -y me atrevería a decir desde parte de los genéticamente EGB's- se veían las cosas de manera distinta. Pero es bueno saber cómo lo veían otros, para confirmar que afortunadamente nunca fuimos “todo el mundo” ni en el patio, ni en la grada, ni cuando íbamos de marcha.

Ganar es de Horteras es parte de una fotografía a la que siempre merece la pena echar un vistazo para conocer mejor el tiempo del que se esta hablando. Un libro que además es la presentación en sociedad de la editorial Cestos de Melocotón, nombre tras el que se encuentra la revista Cuadernos del Basket, que pretende hacerse un hueco en eso que se llama ahora baloncesto para leer. Una buena noticia que sin duda acompaña la publicación de este manuscrito.

Eso sí, no me resisto a decir que algunos de los pobladores de ese inmenso patio todavía andamos queriendo saber lo que es la vida.

PD: El libro se puede comprar a través de ganaresdehorteras.com.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Alicia Alfonsín y Damián Cabandié

Alicia Alfonsín comenzó a jugar al baloncesto a los siete años en el Club Deportivo y Social Colegiales. El Club que la pillaba más cerca de su casa, casi a la vuelta de la esquina. Según un directivo del Club era la que más puntos anotaba, la mejor del equipo, con mucho estilo tirando tiros libres.

Damián conoció a Alicia cuando fue a interpretar una obra de teatro a Colegiales. Aquel era un espacio que combinaba actividades deportivas con otras sociales, pensadas para el encuentro entre vecinos, amigos, conocidos, aficionados... Un lugar donde divertirse y pasarlo bien alrededor de placeres de la vida, como hacer deporte o teatro.

Alicia y Damián se casaron. Tenían 17 y 19 años respectivamente cuando el 23 de noviembre de 1977 desaparecieron. Alicia estaba embarazada de seis meses. Se sabe que fueron enviados a centros de detención clandestinos llamados El Banco y El Atlético, más tarde Alicia fue enviada a la ESMA, la temible Escuela de Mecánica de la Armada argentina que funcionó como centro de detención y torturas. El hijo de ambos, Juan, nació en marzo de 1978. Vivió 20 días con su madre.

Ocurrió durante lo que la Junta Militar que tomó el poder por la fuerza en Argentina en 1976 llamó 'Proceso de Reorganización Nacional', que duró hasta 1983. El general Videla no tuvo inconveniente en teorizar en público sobre lo que ocurrió con una muchacha llamada Alicia, de 17 años de edad, que jugaba al básquetbol, con Damián y con otras 30.000 personas más detenidas-desaparecidas. Así lo explicaba el general: “No, no se podía fusilar. Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina, cambiante, traicionera, no se hubiere bancado los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta cinco mil, 10 mil, 30 mil. No había otra manera. Había que desaparecerlos”, dijo Videla. La teoría del sufrimiento inmenso por el desaparecido la realizó Hitler muchos años antes.

Juan creció sin conocer quienes fueron sus padres, empotrado en una familia que no era la suya. Jugó al hockey y portaba el mismo número que había llevado su madre como jugadora de básquetbol. Pero él no lo sabía. Con 26 años conoció a su gente, a su verdadera familia. A sus abuelos, a sus tíos, a sus raíces. Y su universo cambió en aquel momento. “Digamos que en circunstancias totalmente distintas y en lugares totalmente distintos, tuvimos una vida similar, la vida de club, la vida social de club. Y la constancia de ir a entrenar, de jugar cada fin de semana” cuenta Juan. Como él miles de niños fueron arrancados de sus padres. Algunos sobrevivieron porque sus balas se las tragó un adulto que le protegió con la espalda y con la vida de la muerte.

En el Club Deportivo y Social Colegiales se sigue jugando al básquet y hay carteles que ofertan inscripciones para muchachos de ambos sexos. Además hay otras actividades deportivas y culturales. La sede que sirvió como escenario para algunas de las secuencias de la película Luna de Avellaneda (2004) de Juan José Campañella. La misma donde se concocieron Alicia y Damián.

A ellos, como a Matías, a Cristina, a Mariano, a Otilio... los desaparecieron cuando estaban en una pizzería, en un autobus, en medio de una clase de filosofía o cuando estaban cenando con sus amigos. El tiempo se detuvo entonces. Algunos jugaban al básquet, otros al rugby, hockey o fútbol. Lo cuenta Gustavo Veiga en el libro 'Deporte, Desaparecidos y Dictadura' de ediciones al arco.

Un manuscrito imprescindible que, como cuenta Ariel Scher en el prólogo, indaga en las huellas de personas forzadas a desaparecer de su tiempo y del de sus seres queridos, “porque todas estas huellas que Veiga buscó con el oficio (de periodista) y encontró con el alma constituyen un homenaje”. Así sea.

lunes, 10 de diciembre de 2012

El derby de ayer y El Ritmo en Barcelona.

Hay un debate en los foros colegiales alrededor del partido de ayer. Tiene que ver, en buena parte, con cuestiones técnicas, de estrategia o de finura interpretativa. En algún caso también sobre la grada y las presencias visitantes.


Ilustración de Enrique Flores.

Sobre lo primero no seré yo quién me ponga a hacer excesivas disquisiciones, toda vez que la diferencia de presupuesto (plantilla) es el resultado final de todas las ecuaciones posibles. Aún así sólo hay que ver las diferencias en cada cuarto para apreciar que el Estudiantes compitió y que ambos equipos regalaron una primera parte que valía la entrada al partido, mucho más cuando con cierta regularidad aparecen resultados en la Liga ACB que tienen raquíticos resultados.

Los derbys cuando caen del lado del más débil es mejor que no sean habituales, porque así alimentan la épica de los que ocurrieron. Algunos nos acordamos del de las tres prórrogas en el Magariños, otros de aquellos playoff memorables, también de aquel mítico cruce de Copa del Rey y muchos más del de la canasta de Gonzalo Martínez o el de Pancho más triple y mate de Daniel Clark. También del ocurrido la temporada pasada con una banda de jugadores que al menos regaló una alegría en una annus horribilis.

En baloncesto las afinidades están sujetas a diversos motivos. Todos válidos y respetables. Si mañana en un entreno de cualquier lugar del país hay un chaval o una chavala que quiere imitar el caño (voluntario o no) de Sergio Rodríguez, pues bienvenido sea al club de los amantes del baloncesto espectáculo. De igual manera que habrá otros que soñaran que un día será su oportunidad ganar al Madrid ante su gente y su afición. Aún a sabiendas de que al rico para torcerle el gesto hay que ganarle desde la más alta de las exigencias y suertes. Bueno es que así sea.

Pero también habrá que valorar otras cuestiones. En un vídeo promocional del partido un chaval de la cantera señala “a mí no es que me guste mucho el dinero yo sólo quiero divertirme” y una chica añade poco después, en referencia a la afición del Real Madrid, “en los partidos no paran de decir tacos”.



Estoy seguro que Sergio Rodríguez, y otros madridistas, además de por dinero, juega para divertirse y que habrá aficionados merengues que les desagrade el insulto como forma de estar en la grada. De igual manera que habrá algún jugador del Estudiantes que para divertirse preferirá el Parque de Atracciones y que en nuestra grada hay zangolotinos. Pero estos chavales han dictado perfectamente la filosofía política y emocional que nos mueve a la mayoría de gente que nos juntamos alrededor del Estu.

Yo me quedo con el excelente manifiesto de estos chicos porque resume a la perfección mi forma de entender el Estudiantes, aunque a veces “no gane ni a las canicas” y porque “ir con los que ganan es muy fácil”.

Palabra de (D)emencia en el derby de ayer y siempre, con independencia de lo que señale el marcador. Así sea.

PD: Esta semana estoy en Cataluña presentando El Ritmo de la Cancha:

Miércoles 12, a partir de las 19:45 en Alibri Llibreria de Barcelona, con Robert Álvarez (El País) y Julián Felipo (Mundo Deportivo).

Jueves 13, a partir de las 19:30 en La Ciutat Invisible de Barcelona.

Viernes 14, a partir de las 19:30 en Synusia Llibreria de Terrassa.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Gigantes se hace mayor

En un curso de entrenador que hice hace tiempo con Javier Lería de profesor, el técnico madrileño dijo en medio de una clase técnica: “Gigantes del Basket es nuestra revista”. Por “nuestra” se refería a la revista de todos los que tenemos que ver con el deporte de la canasta en este país. Yo me quedé con aquello como un detalle elegante de alguien que habita con veteranía y conocimiento la comunidad de los más implicados. Un término y un concepto absolutamente cierto, mucho más para aquellos que nacimos para el baloncesto a la vez que la publicación, hace ya 27 años.


Ahora Gigantes abandona su periodicidad habitual de semanario para convertirse en mensual. Hace no mucho decía Clint Eastwood, en una entrevista para El País Semanal, “yo soy de los que leen el periódico y me gustan los libros en papel. Me gusta su peso, su olor”. A mí me ocurre algo parecido. El olor de Gigantes me trae buenos recuerdos, como ya conté en un post hace tiempo. Me ocurre un poco como a Totó en Cinema Paradiso, la sensación de que algunos lugares de mi vida están en sintonía con disciplinas sobre las que sigo manteniendo relación. En el caso de Salvatore era el cine y los rollos de película, en el mío el basket y Gigantes.

Es discutible si este salto que propone “nuestra revista” se tendría que haber realizado antes, pero no cabe duda de que el resultado actual es altamente satisfactorio. En el primer número de la nueva época hay chicha para rato. Una entrevista con estilo a Hettsheimeir realizada por Quique Peinado; una completa guía de la NBA realizada por Antonio Gil y David Carro con apuntes de Antoni Daimiel; unos columnistas de lujo e interés como Miguel Ángel Paniagua y Joan Plaza; y excelentes artículos, desde un punto de vista más reposado que antes, de Miguel Panadés, Carlos Velasco o Fernando Martín. Señala Paco Torres en su editorial “la adrenalina que genera trabajar en una revista con tantos cambios”. Un proceso apasionante que se percibe, a veces en exceso, en este primer número.

Parece una obviedad decir que en estos tiempos complejos para el mundo de los medios de comunicación, cada salto que se da tiene una importancia enorme, porque como decía el mismo Totó lo que queremos es “el mundo”. Sin esa meta los resultados suelen ser tímidos. Cuestión compleja cuando es difícil hacerse un hueco donde apenas hay espacio. En ese sentido espero que la nueva etapa de Gigantes del Basket venga con la intención de comerse el mundillo aprovechando el espacio y el prestigio que ya tiene. Un paso complicado, sujeto a la posibilidad de satisfacer a un número importante de lectores manteniendo los equilibrios de las distintas preferencias del público baloncestistico. Algo nada sencillo además con la diversidad que existe de referencias en internet.


En ese sentido, no soy muy partidario de la política de equilibrios, creo que ayudan a mantenerse pero no a alcanzar el éxito. Espero que Gigantes tenga disposición a la valentía, como así parece. En baloncesto un jugador de 27 años se encuentra en una buena edad de su carrera deportiva. Ya ha demostrado lo que vale y frente a él lo que queda es superarse. Un ciclo intermedio entre los primeros años de profesional y la etapa de desarrollo de la destreza intuitiva de cuál es su mejor rol, con mayor visión del juego, del espacio y del tiempo. Se podría pensar que Gigantes del Basket se encuentra en un momento parecido.

Envejecer bien no es fácil. Ocurre que muchas películas pierden la gracia del primer momento para convertirse en algo más bien ñoño y espeso. A mí me ocurre algo parecido con Cinema Paradiso. Los que nacimos con Gigantes hemos abandonado la programación juvenil para dejarnos llevar por la madurez de otras disciplinas no tan evidentemente ligadas a los partidos, las figuras y los resultados. Nuestras actuales inquietudes -por poner tres ejemplos- pueden ser el diseño, la literatura o los fondos de banquillo. Si Gigantes engancha también con ese público, en mi humilde opinión, el producto pasará de ser bueno a exquisito.

La mejor de los suertes y feliciades a los amigos que están allí. Gigantes sigue siendo “nuestra revista” por méritos propios. Excelente noticia para el baloncesto.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Entrevista Himar Ojeda

Himar Ojeda (Las Palmas de Gran Canaria, 1972) fue el fichaje sorpresa del Club Estudiantes el pasado verano. Entrenador de formación, tras 17 años en Club Baloncesto Gran Canaria SAD (donde pasó por diferentes puestos incluido el de Entrenador Ayudante), su etapa de director general y deportivo en las Islas Canarias estuvo plagado de éxitos en cuanto a la incorporación de jugadores a la liga ACB. Ahora en Estudiantes asume un puesto que siempre había estado ligado a personas formadas en el propio club madrileño.


Foto: Club Estudiantes

Pregunta: ¿Cómo te imaginabas Estudiantes antes de venir?

Respuesta: La verdad es que lo que imaginaba se asemeja bastante a lo que es. Un club especial, diferente incluso en la organización. Cuando en Canarias jugábamos contra otros equipos la sensación es que sabíamos quién era quién y en Estudiantes no es así, porque tiene una dimensión diferente. Por su historia, en la que hay tanta gente que forma o ha formado parte del Club. Y esa gente no se deja de vincular, quizá sí a nivel organizativo, pero no a nivel sentimental.

P: ¿Y lo sentimental es un valor o es una carga?

R: Yo creo que es un valor, pero hay que enfocarlo bien porque si no se puede convertir en una losa en determinados momentos, sin mala intención, pero que a veces puede ser una carga en vez de ayudar.

P: ¿Cuál es la función de un director deportivo?

R: Marcar la política deportiva del Club, desde arriba hasta abajo. Si el club la tiene es el que debe preservarla y encauzarla si se sale de la línea, o adaptarla a los tiempos o los medios que se tienen.

P: ¿Estudiantes la tiene?

R: Estudiantes la tuvo, no creo que se haya perdido, pero sí que hay que encauzarla de nuevo porque se había difuminado en los últimos tiempos.

P: ¿Cómo planificas la contratación de jugadores de cara al primer equipo?

R: Cuando llego todo se tiene que hacer un poco rápido, porque llego en julio por las circunstancias especiales del equipo y el final de la temporada pasada. Intento planificar siempre empezando por el entrenador y en ese momento tengo varias alternativas en mi cabeza y la primera era Txus Vidorreta, y es una opción que se puede llevar a cabo...

P: Disculpa, ¿por qué Txus Vidorreta?

R: Porque aunque el trabajo tiene que ser global, los tiempos son diferentes. La ACB lleva un tiempo que es mucho más inmediato, de corto plazo y el resto de la planificación de cantera pues lleva otro tiempo, más a largo plazo. Con la inmediatez de las decisiones creo que Txus era el ideal: es un buen entrenador, esta en un muy buen momento y venía de hacer una muy buena temporada con mimbres parecidos a los que aquí le íbamos a poder dar. Un equipo con gente joven y con gente más experta. Además después de hacer una buena temporada nadie le había fichado y era un poco como en el caso de Carl English, le valía también para reivindicarse. Él estaba con hambre de entrenar y ve el proyecto muy ilusionante. A partir de ahí, a mí me gusta componer la plantilla con el entrenador porque creo que el trabajo queda mucho mejor si es compartido por las dos partes. Valoramos el tema de los contratos, la información de ellos y a partir de ahí comenzamos a planificar las necesidades.

P: ¿Sigue siendo la ACB un destino atractivo para los jugadores que vienen de fuera?

R: Sigue siendo un destino atractivo, pero no tanto como antes, ahora hay más competencia. Alemania ahora es un destino muy atractivo para los jugadores porque es una liga que esta creciendo mucho, la organización están muy bien, tratan muy bien a los patrocinadores, son serios pagando y tienen una capacidad económica importante, con lo cuál la liga ha crecido y esta haciendo competencia. Así como Turquía, que siempre ha sido un referente, pero que ahora es un destino muy interesante para los grandes jugadores. Pero a nuestro nivel es más competencia Alemania, para Real Madrid o Barça la competencia para llevarse a un jugador es Turquía.

P: ¿Cómo se convence a un jugador como Kyle Kuric para venir a un club en una situación deportiva complicada en un país con crisis económica?

R: Yo era un jugador que seguía hace tiempo. Le vi en la Universidad, tuvimos en Canarias a Juan Palacios que estudió también en Lousville, le pregunté si le conocía hace dos años, me dijo que sí, que entrenaba con él en verano, le dije que me gustaba -no sé si Juan Palacios le diría algo- y fui a verle algún partido y hablé con él. Todo eso yo creo que generó confianza y cuando su agente le llama porque Estudiantes esta interesado pues ya hay un contacto anterior. Además en el caso de Kyle, aunque parezca sorprendente, es un poco más fácil porque es su primera opción profesional y eso sí que llama la atención, que sea en ACB pues es algo muy importante y atractivo para un rookie y él lo vio como una oportunidad. Hay jugadores con los que no cuesta tanto. Pasó lo mismo con Jaycee Carroll en Gran Canaria, para ellos es una oportunidad para venir a una liga de la importancia de la ACB. Puede ser más difícil con jugadores como Tariq o Carl English.

P: Una de las cosas que me llama la atención de un jugador como Kyle es su buena disposición, se le ve muy cercano a jugadores como Jayson o Lucas, ¿eso son factores en los que te fijas para contratar a un jugador?

R: Él es un jugador joven, tiene la misma edad que Jayson y es más próximo a los jóvenes del equipo. Trato de intentar ir más allá de sus capacidades exclusivas como jugador. Antoine Wright las tenía, pero salió mal. Yo sabía que Kyle era un buen tipo, abierto, afable... intento sacar información de entrenadores que lo han tenido, de gente que lo conoce. Yo en la valoración que hago pienso que es alguien que va a encajar en el grupo. Cuando las grandes empresas van a fichar a un gran directivo que va a tener importantes responsabilidades y va a ser bien pagado, se le hacen muchas entrevistas personales. Nuestros 'directivos' a esos efectos son los jugadores, son los que tiene la máxima responsabilidad, los mejores sueldos y nosotros que somos la empresa fichamos a los directivos sin hablar con ellos... Esta establecido así, hablas con el agente y nada más, pero yo siempre intento antes hablar con el jugador porque así quedan claras las expectativas de cada uno. Y luego esta la sensación que te trasmite el hablar directamente con él, son situaciones que te ayudan a tener más información y yo creo que eso es clave. Luego te puede salir bien o no.

P: Si vemos la fotografía completa de la plantilla, ¿se han cumplido tus objetivos?

R: Estamos contentos. Hemos conseguido una plantilla equilibrada y la mejor posible con lo que tenemos. Creo que mezcla la veteranía necesaria para la liga ACB y da oportunidad a los jóvenes. Estamos equilibrados por puestos, con gente con capacidad de ayudar en cada posición. Una plantilla corta porque son diez profesionales y dos chavales del EBA y eso nos deja un poquito al límite. Pero lo que hemos conseguido no lo hubiésemos creído cuando empezamos a diseñar la plantilla.


Foto: Club Estudiantes

P: Por no hablar de todos, ¿por qué se decide Fisher como última incorporación?

R: Porque las cosas que conoces te dan más confianza que lo desconocido. Aún así no soy sospechoso de hacer de esto un acto de fe, he traído a muchos jugadores que han jugado por primera vez en España. Hay que pensar que tenemos a Jayson y Jaime, que Jaime no jugó mucho el año pasado, que esta todavía en proceso de maduración y de convertirse en jugador ACB. Luego de los aleros que tenemos, Tariq, English y Kuric, el que más podía ayudar en la posición de base -si pasaba algo- era el primero. Entonces ahí hacia falta una mejora, teníamos a Edu, pero no cumplía esas características en caso de necesidad. Josh era perfecto porque le conozco personalmente, yo lo traje a España, él ya hizo ese papel que necesitábamos. Alguien sin necesidad de mucho protagonismo en cuanto a querer minutos o acaparar anotación, porque para eso tenemos a English, a Tariq y a Kyle. Necesitábamos a alguien de un perfil defensivo y que aceptara bien el rol. Y eso sé que Josh Fisher lo iba a cumplir perfectamente.

P: Cambiando de tercio, ¿qué espacio ocupa o crees que debería ocupar el Liga Femenina?

R: El equipo de Liga Femenina 2 creo que esta en un proceso, por la situación que esta atravesando el club, de reconstrucción. Es un equipo eminentemente joven, casi todas las chicas son de aquí menos una, es un equipo que por las circunstancias del club esta tendiendo a tener sólo jugadoras formadas aquí o jugadoras del entorno de Madrid. Creo que ese enfoque no es malo, al contrario, creo que es el acertado. Porque es imposible tener un equipo así en ACB, pero en LF si. Hay que ser realistas, Estudiantes no esta para competir por entrar en las competiciones europeas femeninas o por mantener dos equipos en la máxima élite. Trataremos de competir al máximo, con una estructura en el que las chicas de la cantera vayan evolucionando hasta llegar al primer equipo y que a partir de ahí pueden conseguir cotas superiores como equipo o individualmente.

P: En los últimos partidos del equipo ACB, en el fondo de la Demencia han aparecido pancartas críticas con la política de cantera. ¿A qué lo atribuyes?

R: Es un tema en el que muchas veces tengo que preguntar. Cuando a mí me llaman para fichar yo me reúno porque sé de la particularidad de Estudiantes, me reúno con los dos presidentes y con el director general. Yo les pregunto cuál es el plan y ellos me trasladan que su valoración es que han estado un poco separados cantera y primer equipo, que han ido por caminos que no eran los adecuados y que quieren retomar una estructura única. Es eso precisamente lo que me apetece, pero es un proceso complicado. Yo llego en julio y me pongo con el primer equipo, así que el ritmo para ir adecuando todo es lento. Hablo con los responsables y me voy informando de lo que ha pasado y de lo que pasa, de los que están, de los que ya no están y de por qué no están. Entiendo que la Demencia conoce y reclama ciertas cosas que se han realizado mal, pero yo creo que estamos en un proceso de cambio. Sería injusto tomar decisiones por lo que me digan, hay que ir poco a poco y ver las cosas para, en función de eso, tomar decisiones. El otro día saliendo de Bilbao algunos de la Demencia me decían “eres el mejor fichaje de este año”, y coño, a mí me ha fichado esta directiva, así que será mérito suyo. Hay que dar un poco más de crédito, en cantera hay que recuperar cosas, pero hay otras que no se pueden hacer inmediatamente. Yo pediría cierto margen de confianza para ver cómo caminan las gestiones.

P: ¿Qué importancia debe tener la cantera en Estudiantes?

R: Tiene que ocupar un lugar muy grande. Estudiantes ha sido siempre un referente de cantera y tiene que seguir siéndolo. Para mucha gente de fuera es una referencia, ocurre que nosotros desde dentro somos más críticos. De doce jugadores en el equipo ACB, seis son de la cantera. Soy el primero que dice que probablemente hay cosas que están mal, pero seguimos teniendo seis jugadores formados por nosotros en el primer equipo. Yo creo en eso, Lucas Nogueira ocupa plaza de extranjero y Kyle Kuric tiene 23 años. Eso es una apuesta. A mí Estudiantes me ha fichado no sólo para pensar en el equipo ACB. No se me ha fichado por lo que hice en el primer equipo de Gran Canaria con los fichajes, sino porque además he convertido Gran Canaria en un club de cantera. Para mí es un trabajo enormemente atractivo, formar jugadores que lleguen al primer equipo. Pero ahora todo esta mucho más globalizado, no se puede tener a diez tíos de la cantera y dos americanos. Estudiantes tiene mil niños y niñas en su cantera, y así se consigue que haya mucha gente que le guste el baloncesto, que consuma baloncesto -no sólo de Estudiantes- también de otros equipos y otras ligas. Además estamos tratando de formar personas que es lo que queremos con el baloncesto, también hay labor social y labor formativa para el mundo profesional. Tenemos que ser referencia y mejorar. Esa es nuestra diferencia.

P: ¿Cuál sería el equilibrio perfecto del Estudiantes pensando en el futuro?

R: Me gustaría que el equipo ACB compitiese lo máximo que podamos, no estar en peligro de descenso. Tenemos un presupuesto bajo, pero haciendo nuestro trabajo bien y con un poco de suerte se trata de estar por encima de nuestra posibilidades. Que el equipo ACB se vaya nutriendo de jugadores de la cantera, que seamos reconocibles. No es necesario que todos los equipos de la cantera juguemos igual, cada entrenador debe poner su personalidad, pero sí que tengamos una identidad como club, en cuanto a convivencia entre los entrenadores, en formación, en competir en campeonatos, que podamos además retener a jugadores y entrenadores. Me preocupa perder gente que se vaya a sitios que no deberían ser mejores que el nuestro y en los últimos años se han ido unos cuantos.

P: ¿Cómo se vive en Madrid?

R: Me hacía mucha ilusión vivir aquí. Aunque sólo tengo un año de contrato nos hemos venido con todo, con la mujer, con los niños que van al cole del Estu...

P: ¿Al Ramiro?

R: No, a Las Tablas, porque vivimos allí cerca y la opción que me dieron era esa. Madrid es una ciudad muy apetecible para vivir y para trabajar. Además me da muchas posibilidades de ir a ver baloncesto a Palencia, a Cáceres, a Ávila... También para ver Les Luthiers, Espinete no Existe, el concierto de Sabina o a Pablo Carbonell en la Sala Galileo. La verdad es que muy contento por estar aquí, a pesar de las dificultades que podamos tener en Estudiantes.

martes, 30 de octubre de 2012

Estu es otra cosa

El pasado jueves 25 se presentó en el Magariños al Estudiantes de esta temporada. Al escenario montado para la ocasión iban subiendo los jugadores del equipo ACB por el orden que el speaker iba nombrado, desde el puesto de base hasta los pivots. Cuando Kyle Kuric subió al estrado se situó junto a Jayson Granger, momento que aprovecharon para intercambiar algunos comentarios entre ellos en tono de broma. Jayson y Kyle son de la misma edad y en su conversación la apariencia es que se trataban de igual a igual.


Foto: Club Estudiantes.

Llegados a la quinta jornada de la ACB el equipo colegial trasmite sensaciones olvidadas en el baúl de los recuerdos. Este año por lo pronto no hay manita de inicio ni impresiones ponzoñosas. Y es que si hay una máxima para cualquier equipo de cualquier deporte es aquella que hace referencia a la voluntad de “ser competitivos”. El Estudiantes parece ajustarse a ese presupuesto, manido hasta el extremo como proclama pero nada sencillo de ejecutar.

Un equipo como el Estu necesita que los que vengan de fuera aporten y construyan. No tiene que ver sólo con su calidad individual, sino con su capacidad de mejorar a otros jugadores más jóvenes en cuanto a su técnica y su profesionalidad. Algo imposible con la tripleta que desembarcó en Madrid (mejor dicho en Coslada) la temporada pasada: Antoine Wright, Luis Flores y Cedric Simmons. El primero alcoholizado, el segundo ralentizado hasta el exceso y el tercero con una sensibilidad en las manos que le imposibilitaba agarrar con seguridad un balón de baloncesto. Una auténtica katastrofa que diría un balcánico, que nos llevó al pozo.

Si el grupo de locales no ha cambiado en exceso, y los resultados son óptimos, es porque los recién llegados vienen con ganas de todo. El primero Txus Vidorreta, que da la impresión de gustarse tanto que esta sobrado de bilbainidad, y al que habrá que recordarle dónde esta para que no termine como Sean Connery en El hombre que pudo reinar; luego Carl English que ha adoptado el añorado rol soviético del triple en carrera y el gatillo confiado como argumento para desatascar ataques; pasando por Lamont Barnes que da la sensación de sentirse a gusto en un Club que siempre ha apreciado el 'black power', mucho más si es para bregar bajo el aro; y por último con un Josh Fisher que admite de buen ánimo su rol de obrero en función de las necesidades del equipo.



Foto: Juan Pelegrín.

Mención aparte merece Tariq Kirksay, que de forma meteórica va camino de ocupar el hueco sentimental de otros ilustres foráneos como Pancho Jasen o el mismísimo John Pinone. Cuestión de tiempo.

Queda mucho por ver, pero parece que las convesaciones entre estos y los Jaime Fernández, Lucas Nogueira, Jayson Granger, Germán Gabriel, etc, son fluidas, dentro y fuera de la cancha. Estudiantes es mucho más que el primer equipo, pero no hay duda que se ha pasado de la noche al día en un suspiro. Para llegar hasta aquí se ha resbalado tanto que hay pocos lugares donde agarrarse con confianza, pero con la tranquilidad que supondría una temporada sin sobresaltos se puede reconstruir los cimientos de un proyecto fiable, constante e integral.

Para así seguir yendo al Palacio a disfrutar con un equipo competitivo que da espectáculo. Mérito que habrá que reconocer en buena medida a Himar Ojeda que ha llegado con las ganas de comerse el mundo que antes, hace ya mucho, se presuponía a aquellos que se habían alimentado con las palmeras de Geni y la atmósfera del Magata. Una filosofía que un tipo como Kyle Kuric, nacido en Indiana, uno de los Estados referentes del baloncesto rural estadounidense, parece a simple vista que ha captado a la primera. Afortunados somos.

PD: El filósofo y escritor, ex-ramireño, Guillermo Ortíz ha publicado el libro Ganar es de horteras. Un manuscrito que a primera vista tiene toda la pinta de ser imprescindible para cualquiera que le guste el baloncesto desde miradas poco habituales, mucho más si se es aficionado del Estudiantes.

martes, 9 de octubre de 2012

Los Buscavidas

En El Buscavidas (1961), Paul Newman ejecuta la mayoría de los golpes de billar que luego apararen en el filme. La chulería de Eddie Felson (Newman) le lleva hasta la autodestrucción más inmisericorde en una partida contra sí mismo y el Gordo de Minnesota. La sinergía entre personaje y actor es tan buena que el espectador termina sufriendo por los pecados de Eddie y los castigos del destino.



En baloncesto son habituales los buscavidas, aquellos jugadores trotamundos que normalmente se baten el cobre en ligas menores con la intención de sacarse un puñado de dólares. Tienen mucho menos estilo que Eddie Felson jugando al billar, pero su lógica del negocio no es excesivamente diferente. Jugar partidas y sacar dinero, sin importar dónde. No hay tiempo para preocuparse por la resaca.

Hace unos años María Carolina Pérez y Esteban Gómez Cotorás dirigieron una película documental sobre dos de estos personajes: Tim Jones y Derrick Miller. Al contrario que en la genial película de Robert Rossen, aquí no hay espacio para la ficción. Jones y Miller son dos pobres diablos que en los últimos años de su carrera viajan hasta Chile para hacer lo único que dominan: jugar al baloncesto. Dos jugadores afroamericanos producto de la exclusión del american way of life y sus precipicios. En su periplo hay frío, autobuses nocturnos de manta corta e incomodez permanente, líos con drogas, insultos racistas, frustración, prensa canallesca... incluso cárcel. La película parece más una road movie que un documental.

Rebotes (Chile, 2005) es quizá uno de los mejores documentos audiovisuales sobre las miserias del deporte de la canasta, porque refleja el baloncesto menos evidente, aquel que se juega donde no apuntan los focos, donde los vestuarios son de banquillo duro, ducha de agua fría y billete de vuelta a ninguna parte.

Quizá si Tim Jones y Derrick Miller hubiesen coincidido con Paul Shirley habrían salido mal parados en la valoración del autor del libro ¿Me puedo quedar la camiseta?, pero como ocurre con los personajes auténticos, uno no puede más que lamentar las consecuencias de su destino. Muchos menos juzgarles desde la arrogancia.



Rebotes fue realizada como memoria de carrera de sus autores para la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, y reconocida con el Premio Especial del Jurado 2006 del Festival Internacional de Documentales de Santiago.

Un trabajo periodístico impresionante, un ejemplo para estos tiempos de crisis del sector en el que algunos miran más su ombligo que las evidentes carencias informativas.

Merece la pena verlo. Y luego echar un trago a la salud de los Eddie Felson del mundo, por muy canallas que sean.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Supercopa 2012: Kamikazes vs Tuneladoras

Al Real Madrid de Pablo Laso no se le rasgan las vestiduras por mantenerse fiel a sus principios. Una lógica que se agradece en el plazo corto de los campeonatos de cara o cruz. Velocidad de vértigo, impresionante juego de perímetro y fabuloso descaro en ataque. Ingredientes con los que se ha llevado por primera vez la Supercopa de la liga ACB-Endesa. Un triunfo cuyo principal mérito es precisamente que no hay reinvención sino continuidad -para alegría supongo de su parroquia- y en el que el MVP Rudy Fernández encaja como anillo al dedo en el equipo, una vez abandonada su relación de fijo-discontinuo en la NBA.


Al Barça por el contrario, se le han notado algunas de las alérgias que le provoca el juego kamikaze, aquel que ataca sin miedo a estrellarse guiado por el ansia de victoria y el talento, del Real Madrid: 95 puntos a la que se consideró hasta no hace tanto "la mejor defensa de Europa" es muchísimo.

Cierto que en el equipo culé faltaban pronombres como Juan Carlos Navarro y Sarunas Jasikevicius, pero parece que si hay algo que encaja mal Xavi Pascual es el -aparente- desorden. Lugar en el que precisamente el Madrid sabe latín.

Y es que la Supercopa, aún siendo un torneo menor, es una buena muestra de lo que será la presentación en sociedad de los dos equipos que se presuponen favoritos a luchar por la liga ACB.

A pesar de este primer diagnóstico, todavía es pronto para determinar cuestiones como si fue acerada, o no, la salida de Tomic; la incorporación de jóvenes en el Barça como Abrines y Todorovic; o la contratación Slaughter y Jawai en cada frente de batalla...


Lo que sí parece evidente, es que las dos principales referencias mediáticas-deportivas de este país, Real Madrid y Barça, también cuentan entre sus obligaciones con llegar a lo más alto de la competición más difícil: la Euroliga. Escenario en el que triunfan boxeadores de puntos y aguante, más que de gancho contundente y rápido.

En el baloncesto europeo de autor han triunfado aquellas producciones que han logrado tener entre el reparto a pesos pesados de la mejor interpretación en la pintura: Ocurrió con Obradovic cuando se alineó con Michael Batiste para lograr tres Euroligas y probablemente ocurra con Ettore Messina, en su regresó a Moscú donde ya logró dos campeonatos de Europa, con Nenad Krstić como valuarte en la zona moscovita.

El sábado en Zaragoza se veía mucho pasilleo y teléfono entre los directivos del Real Madrid. Ignoro si sería porque estaban cerrando la contratación de Rafa Hettsheimeir o porque estaban buscando cincos en las páginas amarillas.

Sea como fuere, para integrarse en Europa con éxito (hablamos de baloncesto) hacen falta muchos kilos y mucha personalidad en el juego interior. Dos cuestiones que el Barça posee en la reencarnación agilizada -desde las distancias- del mítico Audie Norris, y su poderoso trasero, que representa el australiano Jawai. Un peso pesado capaz de hacer un rápido balance defensivo o de cambiar las bombillas de cualquier pabellón a pesar de tener el físico de una tuneladora.

Con casi todas las cartas encima de la mesa, y a punto de empezar la partida, el Real Madrid se ha llevado la primera mano, quizá la más fácil.

A partir de ahora, se admiten apuestas.

lunes, 10 de septiembre de 2012

¿Sólo es el principio?

En el mundo al revés que vivimos resulta que un multimillonario esta triste y todos se preguntan por qué. Más allá de un posible mal de amores social provocado por el ego, la cuestión parece ser “deportiva”. Motivo suficiente para llenar páginas y consultar a sicólogos en prime time. Realidad y protagonismos mediáticos espalda contra espalda.



Sólo es el Principio (Francia, 2010) es una película documental grabada en un colegio público de Illè de France, cuyos reales protagonistas son niños de tres y cuatro años atravesados por su condición multicultural y la aparente precariedad de sus familias. La trama se desarrolla alrededor de un taller de filosofía que realiza una de sus profesoras a lo largo de dos años en el aula. Lo que se busca es que los alumnos “piensen por sí mismos” y los temas que se someten a debate son el amor, la libertad, el liderazgo, la inteligencia, la muerte...

En el mundo al revés que vivimos resulta que en los equipos de formación del Real Madrid de baloncesto, la mayoría de los entrenadores provienen del Estudiantes. Y son varios los que crecieron para la causa en el patio del Ramiro de Maeztu. La mayor de las paradojas es que están allí porque no se les quiso en Serrano 127 y sí en la Castellana. Ocupada la metodología del club de cantera por la cienciología, la histórica filosofía colegial -sea lo que sea eso- importa un pimiento. O eso parece.

También las formas: Da igual que un entrenador grite en arameo a todas horas -para desconsuelo de padres y jugadores que acumulan temporadas de quejas- que si tiene un buen enchufe seguirá dirigiendo equipos; poco importa que haya entrenadores soeces con altanería de caca, culo, pedo, pis, que, a pesar de sus evidentes errores, se les comentará “estamos satisfechos con tu labor”; es indiferente que se desperdicie a entrenadores titulados y contrastados, lo que se busca es una línea uniforme dentro y fuera de la cancha cohesionada alrededor de amiguismos de carrera...


Así pasan los días en La Nevera, cada vez más acostumbrados al frío foráneo, cada vez más alejados de las aulas de Antonio Magariños, viviendo más preocupados por las apariencias que por la calidad o la pedagogía. Por supuesto, sin aprendizajes de la escucha como el que practican niños de tres y cuatro años de edad en la película. El tuerto es el rey.

La maestra de la guardería Jacques Prévert que refleja el documental se llama Pasaline Dogliani. Es muy posible que si viviera en España andaría triste con lo que ocurre alrededor de nuestra educación pública (fuese cuál fuese su postura) y su desconsuelo tendría escaso eco en los medios. Ignoro como van las cosas en un país que hace de la educación bandera, pero Jean Pierre Pozzi, uno de los dos directores de la película, habla de ella como una mujer con “personalidad, generosa y entusiasta”. Azouaou, Abderhamène, Louise, Shana, Kyria o Yanis son algunos de los nombres de los niños protagonistas. En un momento del filme uno de ellos dice: “hacerse el interesante no es lo mismo que ser inteligente”.

Hace unos días, hablando con un entrenador de cantera -con pasado colegial- del Real Madrid, me comentaba algunas de las dinámicas que aplican en la casa blanca y parecían interesantes e inteligentes. Cuestiones que no tenían tanto que ver con la economía como con la planificación. Triste evidencia del contraste, cuando mientras tanto nosotros en el Estu estamos derribando activos a golpe de escopeta de feria.

En Sólo es el Principio la cuestión principal tiene que ver con la potencia de hablar, de escucharse, de hacerse preguntas, para así aprender colectivamente sin excesivas mediaciones. Precisamente lo que algunos pocos isleños (en sentido geográfico) apuntan como una buena pedagogía para la formación en baloncesto. Valores que están en las catacumbas de quién sabe dónde del baloncesto que por lo general habitamos. Soy consciente de que la situación se hereda de las purgas cainitas de tierra quemada y nula información de puertas afuera que se instalaron en el Club en los últimos años, producto de una bicefalia en la gobernabilidad que fue desastrosa en algunos aspectos.

Lo cierto también es que en el escueto mundo al derecho no es justo generalizar. En el Estu también queda buena gente, buenos entrenadores y voluntades difusas de cambio. Por no hablar de un montón de jugadores y jugadoras con ilusiones no tan distintas a las de los alumnos del taller de filosofía franceses. De lo que aquí se habla -más allá de algunas actitudes infames consentidas y conocidas- es de métodos, no de personas.

Y es que no puedo callarme cuando lo inquietante, observando con atención lo que se mueve por detrás de la fotografía, es una deriva que quizá sólo es el principio.

PD1: Dejo en barbecho mi humilde -y tíbia- trayectoria como entrenador de formación en el Estudiantes, por motivos que nada tienen que ver con lo que se pueda deducir de la lectura de este post. Labor lætitia nostra.

PD2: “El éxito de la película es el valor de la transmisión y el despertar del pensamiento crítico”. Revista Cahiers du Cinema.

PD3: El Estudiantes ACB, en esta temporada de resurrección asistida, apunta maneras de equipo fogueado y sereno. Motivos suficientes para estar confiado en un año sin excesivos sobresaltos. Eso ayudaría a que las amarguras no fuesen tan amargas...

PD4: Sea como fuere: yo te quiero Estudiantes, aunque no ganes ni a las canicas...

sábado, 1 de septiembre de 2012

Carne Cruda Realidad

Tomás Fernando Flores, nuevo director de Radio 3 tras los últimos cambios en RTVE, justificaba el cese del programa Carne Cruda señalando que se producía porque “ni cabe en Radio 3 ni se corresponde con el rigor necesario en una emisión pública”, además de señalar que el programa que dirigía Javier Gallego es, en su opinión, “sensacionalista” y propio de una “radio pirata”.


En una época en que desgraciadamente las opiniones cuentan más que los argumentos, la confirmación de algo que parecía previsible en los últimos tiempos es un jarro de agua fría a los oyentes de Radio 3, por más que alguien quiera pensar que los damnificados son sólo aquellos que gustan de las Radios Piratas. Emisiones que por cierto, tienen la virtud de estar realizadas por lo general por amantes voluntariosos de la radio. Un formato en recesión en estos tiempos de monopolios comunicativos.

En 1977 Las Ediciones de La Piqueta publicaba un pequeño libro titulado De qué va el rock macarra, escrito por Diego A. Manrique. En el texto, el conocido 'crítico musical' señalaba que “las formas que mejor representan la experiencia de vida urbana de un altísimo porcentaje de los jóvenes son aquellas que acentúan los elementos tradicionales del rock: volumen, ritmo pesado, agresividad, tensión, impacto, rebelión, sexo, desafío, identificación entre músicos y público...”

En la misma colección publicaba en esos años Jesús Ordovas un libro titulado El Rrollo. Dos autores que seguro muchos oyentes echaran en falta en la actual Radio3, atacada por las derivas hacia el predominio de las músicas del mundo, entendidas estas desde un concepto amplio del término y no sólo desde su acepción discutible como estilo; el buenismo humanitario a golpe de susurro y retórica bienintencionada; o la cadencia plomiza de los locutores recargados en su propia sabiduría, con escasa chispa en su oratoria e incapacidad para transmitir. Poco queda de aquella Radio3 que enganchó con el público a golpe de calidad musical y personalidad propia no hace tanto.

En pleno Siglo XXI se cierre un programa como Carne Cruda que precisamente retornaba a esas características. Milton Mezzrow, músico de jazz que complementaba su virtuosismo tocando el clarinete con oficios como contrabandista y “traficante de la mejor marihuana de Harlem”, señalaba en 1927 lo aburrido que sería “para cualquier músico con alma permanecer sentado en la cadena de montaje de una sinfónica. […] En el diccionario de cualquier músico de jazz, sinfonía significa esclavitud. El jazz y la libertad son sinónimos”.

La sinfonía ahora debe ser el “rigor necesario en una emisión pública”, y la actitud de Javier Gallego un reproche frente a los que pretenden que vivamos en sociedades de marionetas que se mantengan con mayor o menor gracia en la cadena de montaje. En la nueva RTVE ya no hay margen para el periodismo de voz propia, aquello fue un espejismo democrático efímero. Se ha regresado a la lógica de que las reglas las impone el dueño del balón. Desdichado tiempo en el que las expresiones disonantes se quieren limitar a un buzón de voz. Por mucha indignación que haya, nunca habrá respuestas, habla chucho que no te escucho. Las opciones que nos quedan las barruntó Lou Reed en Perfect Day: “damos de comer a los animales del zoo. Después una película y luego a casa”. Terrible paisaje.

Me queda la duda de si el “sensacionalismo” se refiera a la música o al mensaje del locutor. Igual es que, utilizando las teorías de Manrique hace 35 años, ya no es el momento ni del “impacto” musical ni mucho menos de la “identificación entre músicos y público”, cualidad que había logrado Javier Crudo en estos tres años en las ondas de Radio3. Y es que Carne Cruda se realizaba desde la calidad técnica y la independencia. Poco mérito en una sociedad narcotizada a golpe de radio fórmulas y mediocridad informativa. La determinación de los oyentes para apoyar el programa en redes sociales y a pie de calle es una muestra de que lo que se pierde es mucho para una parte de la población. Algo que casa mal cuando el “interés público” es que todos podamos ver el fútbol y cantar los goles cuando lo diga el locutor.

Otra avión que se marcha a no sabemos dónde. Siempre nos quedará París.

PD1: Aquí dejo el programa que se emitió el 22 de agosto pasado para hablar de mi libro 'El Ritmo de la Cancha', una grabación que fue un lujo gracias a la atención y el cuidado de Javier Gallego.

PD2: Mucho me temo que esto es un nuevo empujón en la dinámica de acabar con Radio3 por la exterminadora política del aburrimiento. Arma de notable éxito en estos últimos años. Suerte a los que siguen y valen.

domingo, 12 de agosto de 2012

Impresionante oficio

Gary Lineker dijo aquello de "el fútbol es un deporte de once contra once donde siempre gana Alemania", archiconocida frase que hacía referencia a una época en que daba igual cómo se jugara que al final el equipo germano se llevaría el gato al agua por sus tablas y dominio. Algo parecido se podría aplicar en la actualidad a la selección española de baloncesto que, sin contar al equipo de Estados Unidos, parece ser la indiscutible dominadora del baloncesto FIBA.

A diferencia de otros equipos de leyenda, como la antigua Yugoslavia, la actual selección sólo parece soltar su tensión competitiva cuando las cosas están verdaderamente difíciles. Así se podría explicar su raquítico juego de la primera fase de Londres 2012: su evidente relajación contra Gran Bretaña, el susto contra Rusia o la pájara contra Brasil (lo siento no creo en conspiraciones).

También su falta de precisión contra Francia hasta el último periodo en los cuartos de final o la calamitosa primera parte, de nuevo frente a Rusia, de la semifinal.


Pero como ocurría con los Beckenbauer y compañía, a la larga logran clasificarse y generan en el adversario de cara o cruz la sensación de que la derrota es algo inevitable: los puñetazos de Francia o las órbitas desencajadas de los rusos parecían una muestra de impotencia y rendición frente a un destino inalterable.

Como estilos hay muchos, el de Scariolo es discutible. Alguno de los nuestros estaba mirándose los calcetines en uno de los tiempos muertos de la final sabedores de que no había hueco para ellos, mientras James Hardem, con el chandal y sin minutos, se apoyaba en el hombro del Coach K para seguir atento sus órdenes en un circulo cerrado de hipermotivados NBA's.

El equipo de Scariolo gravita -en los momentos importantes- alrededor de un grupo contrastado y de total confianza. La rotación es de ocho o nueve, pero el desayuno y la cena lo sirven Calderón, Navarro, Rudy, Marc y Pau. No hay demérito para el resto, al contrario. Los partidos son largos, los torneos mucho más, y no estamos hablando precisamente de campeonatos de minibasket. En Londres 2012, Sergio Rodríguez, Llull, Felipe, Ibaka y San Emeterio han aportado mucho para que la plata cayera en la saca. Pero, más allá de los evidentes reconocimientos, los cinco titulares “son los imprescindibles”.

Dicho esto, el éxito de Sergio Scariolo, y del método, sí que es indiscutible. Con el técnico italiano se ha logrado mantener la senda de los Junior de Oro, del oro en el Mundial de Japón 2006, de las platas en el Eurobasket de Madrid 2007 y en las olimpiadas de Pekín 2008, y, con él dirigiendo desde el banquillo, el primer puesto en el Eurobasket de Polonia 2009 y Lituania 2011 y este último metal en los Juegos Olímpicos de Londres. Un palmarés extraordinario.

Ayer contra Estados Unidos se rozó la gloria. Toser en la nuca de los mejores jugadores del mundo esta al alcance de pocos. Evocar al Dream Team del '92 es un sacrilegio, pero aquí estaban tipos como LeBron James, Kobe Bryant, Kevin Durant, Carmelo Anthony, Deron Williams, Cris Paul o Kevin Love. Quién reste valor a cualquiera de los jugadores del USA basketball es poco riguroso. Un equipo genial que proyecta mucho sobre el baloncesto del futuro. Cierto también que faltaban Dwight Howard, Chris Bosh, Dwyane Wade o Derrick Rose. Un dato que no debe ser juzgado como traición a la patria, sino como constatación de que Estados Unidos es un país cuyo baloncesto va muy por delante al del resto del mundo.


Pero si vamos a la zaga es porque Pau Gasol es uno de ellos, y la fila de abrazos que le regalaron los yankees es una muestra del respeto que ha logrado nuestro baloncesto en buena parte gracias a él; porque Juan Carlos Navarro, como dice L'Équipe logró con sus “12 points en sept minutes envoyé cette finale vers un gros match"; porque Marc y Calderón saben latín, después de estudiar en las mejores escuelas; porque a Rudy, Ibaka, Llull, Felipe, SanEme o el Chacho les mola competir en las grandes ligas y batirse contra los mejores espadas. En Londres han añadido un nuevo tesoro a la videoteca de las grandes películas del baloncesto. Aquellas que tienen grandes actores, una trama cargada de intensidad y un final lo suficientemente satisfactorio desde distintas perspectivas como para no lamentar repetir visionados aún sabiendo el final. Otro partido sensacional entre Estados Unidos y España. Un generoso atractivo que alimenta también la convocatoria del próximo Mundial que se celebrará en España en el 2014.

Por si fuera poco, la selección de baloncesto hace de la normalidad reflexiva una de sus señas de identidad. Lo que aleja la estridencia y el ruido que a veces provocan otras disciplinas deportivas y políticas de este país. Algo de agradecer.

Y es que estos tipos, como aquellos a los que se refería Lineker en su momento, son gente de la que te puedes fiar. Porque en el momento preciso tienen un cuajo para hacer bien su oficio impresionante.

jueves, 21 de junio de 2012

Hablando de todo un poco

El Barça ganó la liga de forma tan sorprendente como el triple de Huertas al final del primer partido. A la larga primó el músculo sobre la velocidad y el Barça sonrió después de mucho tiempo con sensación asfixia. A los de Pablo Laso les faltó un poco de entereza, quizá la aplastante victoria del tercer partido les perjudicó más que beneficiar. Por cierto que Xavi Pasqual dejando a Eidson en el banquillo, en el cuarto encuentro, y planteando una zona desde el primer instante, reafirmó su autoridad y se demostró como un entrenador que -por encima de gustos y opiniones- es un gran estratega. Al quinto asalto llegó el Real Madrid con tantas dudas sobre lo que haría el Barça que no le dio tiempo a preparase el examen completo. Y pinchó. Lo que no quita que los merengues estén muy contentos con la temporada realizada y con la reinstauración de un estilo y una afición.


Foto: Cristobal Manuel (El País)

El Estudiantes sin embargo no vive buenos momentos. Quedarse en la ACB porque otros no tengan dinero para subir es poco honroso y deja en mal lugar a todos, menos a los que legítimamente se ganaron la plaza. Habrá que ver qué pasa en las próximas semanas pero el Estu necesita una reforma integral para construir un proyecto de cimientos sólidos que lo identifique sin dificultades, como ocurrió durante tantos años. De abajo hacia arriba y con la humildad por bandera. Ir de listos no es buena política, y en estos últimos años los aciertos se cuentan con los dedos de una mano.

En la NBA el Heat de Miami acaricia la gloria. Parece que ha llegado el momento LeBron James. No es mala noticia para aquellos que les guste el baloncesto de camisa floreada y grandes alardes físicos. Sonny Crockett y Rico Tubbs estarán contentos si así ocurre. Pero me temo que el teniente Castillo prefiere baloncestos más sobrios que el ejecutado por los jugadores de Erik Spoelstra. Con independencia de los gustos, la liga de David Stern ha salido airosa de la complicada temporada que comenzó con el lockout y que a los postres llega con dos equipos con mucha velocidad de acción y talento a raudales.

Menos alegrías ofrece el baloncesto femenino de nuestro país. Sóller, Celta y Ros Casares desaparecen de la Liga Femenina. La competición profesional de baloncesto herida de gravedad. Buen momento para replantear cambios de estrategias, de organización y de modelo de competición. No se olvide: el baloncesto es el primer deporte femenino en número de licencias, y la calidad de nuestras jugadoras es más que suficiente para (re)construir un paisaje acorde a las necesidades y proyecciones que merece.

Lo dejo aquí. Lamentando (para variar) mis ausencias del blog. El libro ha despegado de una manera impresionante. Dejo algunos enlaces de la repercusión en los medios, y espero con gusto vuestras críticas y opiniones.

Un saludo.


Foto: Jorge Roche.

El Ritmo de la Cancha en los medios, algunos enlaces:

El País, La Vanguardia,20m,Periódico Diagonal, RNE, Zona 1-3-1, Club Estudinates...

domingo, 20 de mayo de 2012

El Ritmo de la Cancha

Hace ahora diez años, al regreso de un viaje curativo de dos meses por el sudeste asiático, un amigo me sugirió que abriera un blog para hablar de los lugares que visitaba, porque me decía que le gustaba la literatura de los mails que mandaba a mis amigos contado los recorridos geográficos y vitales de los lugares visitados.


Un tiempo después de aquello, y por circunstancias que no vienen al caso, me encontré en el Hotel Palestina de Bagdag con el mayor despliegue informativo que había visto hasta el momento. Eran los momentos inmediatamente anteriores a la guerra de Irak, y en el frenesí del hall del hotel atestado de corresponsales, la atmósfera estaba cargada de distintas impresiones. No todas muy gratificantes con el oficio de la comunicación.

Fue allí donde comencé a barruntar -más claramente- que había un espacio poco transitado en los relatos periodísticos, más allá de las noticias y la actualidad, el que se refería a las informaciones que se acercaran a las personas y su cotidiano. Y es que a la salida del Hotel Palestina, la capital iraquí era un bullicio de realidades desconocidas, pero no tan distintas a las que pudieran estar ocurriendo en ese mismo momento en cualquier otra ciudad del mundo.

Al hilo de ese proceso se fue constituyendo una idea: cómo trasmitir las distintas realidades complejas de la gente y cómo hacerlo sin que estuviera codificado por los códigos por los que muchas veces nos acercamos a la información. En ese sentido otra de mis pasiones, el baloncesto, se anunció como una posibilidad de hablar de las cosas que suceden en el mundo desde un prisma diferente al habitual. Al fin y al cabo, el deporte es un lenguaje universal que necesita pocas traducciones.

Así se fue gestando un proyecto que hace casi cuatro años se concretó en el Sputnik Basket Blog, un lugar desde el que atravesar el espacio que separa los géneros literarios y que trata a la vez de interactuar con los lectores hablando principalmente de baloncesto. Desde esa nave espacial, y con la libertad de expresión que permite una bitácora, fueron surgiendo otras oportunidades periodísticas profesionales, en las que a día de hoy estoy plenamente embarcado.

La idea del libro surgió en paralelo, y también por sugerencia de otro amigo. Un libro es una responsabilidad muy seria, así que el trabajo que ahora se materializa en El Ritmo de la Cancha, requirió de otros procedimientos distintos a los que había trabajado hasta entonces.


Algunas de las historias las busqué movido por la curiosidad intelectual: ¿qué había pasado con el baloncesto en las olimpiadas de Berlín 1936? o ¿por qué el Eurobasket de 1949 se celebró en El Cairo y lo ganó Egipto? En otras me encontré de frente con el relato, como ocurrió la primera vez que fui a Palestina o cuando estuve en Venezuela. En otras, fue a través del conocimiento personal de alguno de los protagonistas, cuando surgió la narrativa, como ocurre con las historias de Argentina, Vietnam o la ex-Yugoslavia.

Hay otro lugar importante desde el que esta construido este libro. Tiene que ver con mis propias pasiones más allá del deporte de la canasta: la literatura, el cine y la música. La primera se materializa en la selección de citas que acompaña a cada capítulo, todas ellas con un por qué muy personal, pero que el propio lector podrá descubrir y situar, obviamente, en sus propios parámetros de evaluación. En cuanto al cine y la música, el lector podrá encontrar a lo largo del texto pequeños guiños a dos disciplinas artísticas que, como la literatura, forman parte de los placeres de la vida y que afortunadamente, especialmente si son de calidad, poco entienden de fronteras y gobiernos.

Espero que disfruten del trayecto.


PD1: La ficha del libro en Clave Intelectual.

PD2: El libro estará a la venta en librerías a partir del lunes 28 de mayo.

PD3: El calendario por el momento es:

- Viernes 25 de mayo, 20h presentación en el Aula de Música del IES Ramiro de Maeztu, con la presencia de José Ajero, Raúl Barrera, Ángel Goñi y Lourdes Lucía.

- Domingo 27 de mayo, a partir de las 19h, firma de ejemplares en la caseta de UDL Libros en la Feria del Libro de Madrid.

- Jueves 7 de junio, a partir de las 11:30, presentación del libro y de Lavapiés Streetball Champs en FNAC Callao de Madrid, con la presencia de Antoni Daimiel, Lennon The Lawyer y Quequé.

- Viernes 8 de junio, a partir de las 18:30, firma de ejemplares en la caseta de Traficantes de Sueños, en Feria del Libro de Madrid.

- Jueves 14 de junio, a partir de las 20h presentación en librería Traficantes de Sueños, calle Embajadores 35, Madrid con la presencia de Ángel Goñi, Lourdes Lucía y Miguel Romero.

PD3: En breve más información de presentaciones y eventos relacionados con el libro.

lunes, 7 de mayo de 2012

El regreso de Antonio Magariños

El teléfono sonaba con insistencia, Don Antonio Magariños decidió descolgar. Hacía 50 años que nadie le llamaba, así que el repiqueteo constante del timbre anunciaba que se trataba de una cuestión de urgencia. Levantó el pesado auricular y escuchó un hilo de voz tembloroso. El mensaje fue claro:



“Don Antonio, disculpe que le llame, estamos tocando fondo, hemos perdido contra Fuenlabrada y todo apunta a que nos hundimos...”

La última vez que Antonio Magariños tuvo noticias del Estudiantes fue hace 20 años. Entonces había tenido un encuentro cósmico con Gavioto. El otrora líder de la Demencia se había apuntado a un viaje iniciático en el mundo de las drogas naturales. Una agencia de Madrid organizaba excursiones hasta el desierto mexicano para descubrir los placeres del peyote, así que Gavioto animado por cruzar fronteras invisibles, decidió embarcarse. Antes de que se iniciara el proceso, con el grupo seleccionado para el evento sentado en circulo, el Chamán tuvo que retirarse al servicio, “problemas de vejiga”. Entonces Gavioto descubrió que para su sorpresa, de los catorce intrépidos apuntados en una agencia del centro de Madrid, siete habían estudiado en el Ramiro de Maeztu. Todo un símbolo de las particularidades del patio de colegio.

Cuando por fin la mente cruzó el abismo que separa la realidad de la ficción -entre elefantes voladores, duendes y otras alucinaciones- Gavioto mantuvo una conversación con Don Antonio. De aquel encuentro el antiguo profesor de latín sacó pocas conclusiones, pero una tenía clara, el Estudiantes que él ideó no había cambiado sustancialmente tanto. Era 1992 y el Estudiantes vivía su propio viaje alucinógeno.

Ahora la situación parecía diferente, el aviso era de “hundimiento”, así que, desconcertado por la gravedad del término, necesitaba otros compañeros con los que tratar el asunto.

Don Antonio se movió por la habitación a oscuras buscando algún cómplice con el que compartir sus preocupaciones. Finalmente llegó hasta un lugar del infinito donde encontró a Manoli, Praxedes, Satur y Moneo. Les comentó la llamada que acababa de recibir y la preocupación que le generaba que aquello que inventó hace 64 años estuviera en fase terminal.

Lo cinco decidieron bajar a la realidad para, desde la invisibilidad, averiguar qué estaba ocurriendo en el Estu.

Cada uno de ellos se encargó de informarse sobre lo que mejor conocía. Manoli prestaría atención al patio del Ramiro; Praxedes rastrearía por la grada sin perder de vista -como siempre hizo- a los árbitros; Satur regresaría al Magata y Moneo se infiltraría en las oficinas. A Don Antonio lo que más le preocupaban eran los valores, así que intentaría colarse en todos los lugares, empezando por las aulas del colegio. Cada noche se juntarían en la antigua cantina de Geni, para de esta forma, en la soledad del abandono conocer las impresiones de cada uno. Acordaron que el regreso al más allá sería el 6 de mayo, tras el partido contra Murcia.

El Estudiantes tenía todavía por delante unos cuantos partidos y no era descartable que se pudiera remontar el vuelo. Pero cada reunión traía una mala noticia, no sólo por los resultados del primer equipo. Ante su sorpresa descubrieron que por distintos motivos el Club se había alejado progresivamente del Ramiro y, aunque se mantenían los vínculos formales, la valoración de ese patrimonio común era escasa por parte de las dos instituciones. Además, la información sobre la cantera les dejó desolados, no por las clasificaciones -que les daba igual- sino por la gestión de los métodos, las formas y actitudes antaño intolerables. Ni siquiera el repaso a las aulas les dejó en exceso satisfechos, toda vez que apenas entendieron el lenguaje de unos chavales codificados por la tiranía del mensaje de texto. Por si fuera poco el propio Magata estaba echo una birria.

Las satisfacciones se resumieron en un puñado de buenas noticias. Lo mejor para ellos fue el reencuentro desde el anonimato con alguna de la buena gente que habían conocido en vida y que todavía seguían en el Estudiantes y el Ramiro, también de ver a otros nuevos, que han asumido que forma y fondo son fundamentales. Pero esos viejos amigos y las buenas incorporaciones apenas sumaban una quincena de personas. Por supuesto también les ilusionó ver a un montón de chavales sudando cada tarde por meter un balón dentro de un aro, eso al menos seguía como siempre.

En ese estado de pesimismo y decepción, decidieron retornar al más allá después de ver en directo el partido contra Murcia. Ya que estaban allí, pensaron, no estaba de más quedarse a contemplar el magnicidio que barruntaban se iba a producir. Buscaron un lugar en la grada donde ponerse cómodos un par de horas antes y comenzaron a observar como se iba llenando el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Familias enteras, aficionados venidos desde Cádiz, Badalona o Bilbao, incluso El Yeti desde las montañas de Suiza. Gentes de todas las edades y condición, hasta llegar a más de 14.000 personas...


Manoli, Praxedes, Satur, Moneo y Don Antonio se empezaron a emocionar. 64 años después la familia había crecido de manera espectacular. Además, se encontraron con otros espíritus que no querían faltar a semejante cita. Desde Goyo, hasta Fernando Martín, Antonio Díaz Miguel o Mike Schlegel. No faltaba nadie. Cuando los colegiales pitaron el final, a pesar de las lágrimas de la mayoría del respetable, Don Antonio miró emocionado a sus acompañantes, nunca creyó que su idea tuviera la posibilidad de llenar a tanta gente. El resto de pasajeros del tiempo también estaban exultantes al ver el resultado de tanto esfuerzo por distintas generaciones de chavales.

Antes de retomar el vuelo oyeron risas en un bar cercano. Les sonaron familiares algunas de las voces que escucharon y decidieron asomarse. Allí estaban cantando y animando lo mejor de cada portal de la afición colegial, riéndose de las derrotas de la vida, porque como había colgado la Demencia en lo alto de su grada, para satisfacción de Don Antonio y asombro de Moneo, “ir con los que ganan es muy fácil”.

Antes de volver a acostarse y dormir de nuevo profundamente, marcó el teléfono de su interlocutor en la tierra para decirle:

“Concordia parvae res crescunt, discordia maximae dilabuntur”.

Miró la oscuridad de su confortable entorno y cerró los ojos con la ilusión de creer en la buena gente, la misma idea que le llevó 64 años antes a crear el Club Estudiantes en el Ramiro de Maeztu.

PD: "Mediante la concordia las cosas pequeñas crecen; mediante la desunión, las cosas más grandes se derrumban"

jueves, 26 de abril de 2012

Donde nace el baloncesto

Cuesta volver a pilotar el Sputnik, pero asuntos personales y especialmente laborales me han tenido apartado en los últimos meses. Así que para ir cogiendo algo de ritmo y recuperar poco a poco la forma me limitó a anunciaros que el próximo lunes 30 en Canal+ se emitirá dentro de Informe Robinson el reportaje en el que he trabajado sobre el baloncesto en Lavapiés.



Con el nombre de Donde nace el baloncesto es un recorrido por algunas de las personas que habitamos este barrio del centro de Madrid y nuestra particular relación con el baloncesto. Espero que os guste.



En el tintero queda mi viaje a Nueva Orleans para hacer un reportaje sobre Greivis Vasquez, los muchos asuntos que tienen que ver con el Estudiantes y su delicada situación a la orilla del infierno, y lo más importante las novedades que tienen que ver con la publicación de mi libro, que tiene fecha de salida a las librerías para principios de junio.

Un abrazo a todo el mundo. Prometo volver.