lunes, 11 de febrero de 2013

El Barça, campeón en tres actos

El Barcelona se llevó una final de la Copa del Rey que compartió protagonismo -de nuevo- con la pitada al himno nacional y a la presencia del Rey. Como segundo clasificado quedó un meritorio Valencia Basket que aguantó dos partidos y medio a base de aplicar una defensa soberbia.

Fotografía de equipo del Barça baloncesto

A partir de ahí el Barça mostró unos galones que habían pasado desapercibidos en la Liga Endesa pero que recordaron la enjundia de un equipo que ha realizado sobresalientes temporadas no hace tanto, con algunos de los mimbres que mantiene en la plantilla. En parte, gracias a un Pete Mickael -elegido MVP de la final- que fue el de las grandes ocasiones, el indiscutible martillo que percuta sobre los contrarios para minar sus resistencias.

Para llegar hasta ahí el Barça lidió antes con los huesos más duros de la competición: el Real Madrid y el Baskonia.

El primer día de la Copa del Rey 2013, el Barça y el Real Madrid nos regalaron un partido antológico. Un duelo de resistencias al conformismo que se saldó con dos prórrogas, un marcador mayúsculo (111-108) y una victoria blaugrana. En la excepcional presentación destacó la actuación de Pete Mickael y Ante Tomic, pero por allí también anduvo un Juan Carlos Navarro que se ha sentido arropado con la llegada de un jugador de la fiabilidad en ataque y defensa de Brad Oleson.

Precisamente Navarro, a sus 32 años y seis copas, fue el protagonista del segundo asalto hacia la final. Un partido contra un combativo Baskonia que sólo se resolvió en el último cuarto, cuando el equipo de Tabak y la entregada afición local se dieron cuenta de que es casi imposible doblegar al jugador de San Feliu de Llobregat cuando esta inspirado. Navarro regaló otra actuación para el recuerdo, en esta temporada intermitente de lesiones y partidazos. Un recorrido que debería reconocer el público con algo más de flexibilidad, toda vez que en días como el de la semifinal contra Baskonia el arte del jugador catalán esta más cerca del espectáculo que de las anodinas dinámicas que a veces se ven en el baloncesto ACB. Afortunados somos aquellos que podremos contar que le vimos en directo.


La Copa por supuesto tuvo mucho más: Un Faverani que reivindicó a un Valencia muy mentalizado; un Gran Canaria que rompió el 0-6 en su contra para pasar por primera vez a unas semifinales a las que llegó algo encogido; un Baskonia con carácter al que le pesó la juventud en cinco minutos del último cuarto de su semifinal en la que no vio aro; un Real Madrid fiel a un estilo -algo desdibujado- que sólo salió derrotado porque enfrente tuvo a un Barça peleón; un CAI Zaragoza y un Bilbao Basket poco finos que jugaron con la grada en su contra; y un Estudiantes gripadísimo que enseñó sus vergüenzas sin un Carl English enfermo en la última llamada.

Por el camino quedó una ciudad entregada al baloncesto, que hizo de la amabilidad y el saber estar, una agradable demostración de que la fiesta del baloncesto mejora cuando se celebra en lugares donde el roce de aficiones es parte importante del evento. Y eso a pesar de los chaparrones, meteorológicos y sociales, que fueron también reivindicados desde la grada al grito recurrente de "sanidad pública" que alentó la afición colegial desplazada hasta Vitoria-Gasteiz.

Pero si sólo hablamos de baloncesto, el protagonismo fue de un Barça que había llegado generando algunas dudas por su errática trayectoria, pero que en estos días ha reivindicado su calidad a puñados. Su Copa número 23, cifra que iguala los logros madridistas en el mejor torneo de baloncesto que se celebra en este país. A pesar de los chaparrones y los pitos que han acompañado esta edición.

PD: Esta es mi crónica de la Copa 2013 publicada en elEconomista.es.